A la triada clásica de formación del médico Atención Medica o actividad técnico – asistencial, Investigación y Docencia planteamos en este siglo XXI incluir necesariamente Tecnología y Gestión.
Hay dos razones principales para incorporar estas nuevas variables en la formación curricular, que acompañan la complejidad del entorno actual:
Como afirmaba Platón, la medicina es el arte de cuidar a los pacientes. Es en la esencia de la técnica médica, el aspecto asistencial, la consulta médica – paciente, donde el profesional necesita desarrollar competencias de liderazgo claves como las comunicacionales, de escucha, empatía y comprensión, asociadas a sus conocimientos técnicos. Es el espacio clave donde se logra mayor satisfacción y afiliación del paciente en el compromiso y cumplimiento del paciente en indicaciones y tratamientos, y el consecuente cumplimiento de objetivos y mayor efectividad de la práctica.
Estos aspectos individuales y muchos otros se repiten en el líder médico y su equipo, impactando sistémicamente en pacientes e instituciones.
En nuestra historia reconocemos los adelantos de la ciencia médica con descubrimientos e innovaciones encabezadas por líderes médicos como Pasteur o Koch, sólo por nombrar algunos. Así se desarrolló una tradición en la formación académica donde todos debían y podían colaborar con el avance del conocimiento profesional.
Actualmente, si bien hay muchos profesionales enfocados en la investigación, la complejidad del desarrollo científico y las normas de seguridad de paciente alejan al médico asistencial de estos descubrimientos. Sin embargo, las investigaciones clínicas, actualizaciones e interpretación de consensos, publicaciones o discusión de casos, más que nunca requieren del desarrollo en el profesional de un criterio crítico sobre las evidencias. El rol ha variado en nuestros tiempos y es requerida una mayor comprensión sobre la metodología de la investigación a expensas de menores posibilidades de proyectar la imaginación personal en desarrollos propios.
Hasta hace unos años, el “jefe – profesor” solía ser quien más sabía, daba conferencias magistrales y realizaba procedimientos excepcionales ante la mirada de sus discípulos.
Hoy el rol de “líder médico” difiere y sus discípulos pasan a ser miembros del grupo. La formación equipos de alta performance es una nueva tarea para quien dirige. Debe promover el aprendizaje grupal y la formación de nuevos líderes y sucesores. En la complejidad de la medicina actual, la estrategias diagnósticas y terapéuticas conllevan gran poder y riesgo. La especialización requiere el trabajo inter y multidisciplinario, iniciativas en colaboración y formación de nuevos equipos de trabajo que potencian la eficiencia.
Hablar hoy de medicina sin nuevas tecnologías representar remitirse a edades pretéritas donde el medico hacia todo… El nuevo desafío es incorporar las nuevas tecnologías sin ser absorbido o reemplazado por ellas. Es fútil luchar contra la memoria o velocidad de procesamiento de datos de un ordenador. El médico del siglo XXI debe “cabalgar” sobre la tecnología para no ser arrollado por ella. Los algoritmos diagnósticos de decisión, tele consultas, motores de búsqueda de potentes bases, el procesamiento de la información, la recopilación de datos biométricos en pacientes internados o ambulatorios, las nuevas aplicaciones de inteligencia artificial o los robots de precisión quirúrgica representan algunos ejemplos de nuevos usos de tecnologías actualmente aplicadas a las ciencias médicas.
Todos los médicos gestionamos cada vez que enfrentamos un problema en nuestra práctica. Tomamos decisiones en el corto plazo que podrían influir por años en nuestros pacientes, en nosotros mismos y en nuestra organización. Ser conscientes o no de los efectos, no nos exime de las consecuencias. Cuando indicamos estudios diagnósticos o tratamientos estamos gestionando recursos. La diferencia con directores, jefes de servicios o lideres médicos es que ellos toman decisiones que involucran más recursos y personas, en todos los casos seremos responsables de nuestros actos.
Existen habitualmente discrepancias entre la mirada del médico asistencial y el profesional que conduce. Los médicos estudiamos las enfermedades según su etiología, fisiopatología, historia natural y tratamientos. Cuando analizamos el peso de dicha enfermedad en la población y los resultados de nuestro manejo observamos muchas veces problemas relacionados con la implementación de procesos asistenciales, demoras, errores diagnósticos o complicaciones por decir algunos ejemplos. Cuando analizamos los costos y utilización de recursos en su diagnóstico o tratamiento observamos que existen distintas estrategias y resultados. En los sistemas que gestionan salud con calidad siempre se miden indicadores, se trabaja con tableros de comando y se busca cumplir metas.
Cuando el medico asistencial comprende la importancia de la planificación de los procesos asistenciales para lograr mayor eficacia, eficiencia y seguridad para el paciente es más probable que el equipo de salud cumpla con su misión con satisfacción.
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